viernes, 17 de enero de 2014

FIESTA DE SAN ANTÓN


SAN ANTON
(Fiesta local en Lorquí) 

Los orígenes de esta fiesta, popular no solo en nuestro pueblo sino en toda España y sobre todo en el levante, parecen estar relacionados con la difusión que se hizo desde Tortosa, por todo el reino de Valencia y costa mediterránea a finales del siglo XIV. Sin embargo en nuestro pueblo nunca ha habido celebración religiosa ligada al Santo, ni bendición de animales. Sólo el conocido cochino de S. Antón que era alimentado entre todos por las calles y que se mataba al llegar su festividad. En nuestro pueblo, y en toda la mal llamada Vega Media, está la costumbre de pasar el día en el campo, por lo que parece estar unida a las celebraciones de invierno que periódicamente van celebrando el crecimiento de los días (horas de luz) y, por tanto, del calor e intensidad del sol, tan importante en las sociedades agrarias.
Destacar que el nombrar el parque municipal como de S. Antón es una muy buena manera de recordar a todos la importancia histórica de esta fiesta tan unida a las antiguas "giras" a los montes de la carretra de Madrid. De unos años atrás se suele celebrar Misa en la ermita de la Virgen del Rosario o en el mismo parque el domingo posterior a la fiesta.

VIDA de San Antonio Abad



          Antonio nació cerca de Heraclea, en el Alto Egipto. Se cuenta que alrededor de los veinte años de edad vendió todas sus posesiones, entregó el dinero a los pobres y se retiró a vivir en una comunidad local haciendo ascética, durmiendo en un sepulcro vacío. Luego pasó muchos años ayudando a otros ermitaños a dirigir su vida espiritual en el desierto, más tarde se fue internando mucho más en el desierto, para vivir en absoluta soledad.
De acuerdo a los relatos de san Atanasio y de san Jerónimo, popularizados en el libro de vidas de santos La leyenda dorada que compiló el dominico genovés Santiago de la Vorágine en el siglo XIII, Antonio fue reiteradamente tentado por el demonio en el desierto. La tentación de san Antonio se volvió un tema favorito de la iconografía cristiana, representado por numerosos pintores.
Su fama de hombre santo y austero atrajo a numerosos discípulos, a los que organizó en un grupo de ermitaños. Por ello, se le considera el fundador de la tradición monacal cristiana. Sin embargo, y pese al atractivo que su carisma ejercía, nunca optó por la vida en comunidad y se retiró al monte Colzim, cerca del Mar Rojo como ermitaño. Abandonó su retiro en 311 para visitar Alejandría y predicar contra el arrianismo.

Jerónimo de Estridón, en su vida de Pablo el Simple, un famoso decano de los anacoretas de Tebaida, cuenta que Antonio fue a visitarlo en su edad madura y lo dirigió en la vida monástica; el cuervo que, según la leyenda, alimentaba diariamente a Pablo entregándole una hogaza de pan, dio la bienvenida a Antonio suministrando dos hogazas. A la muerte de Pablo, Antonio lo enterró con la ayuda de dos leones y otros animales; de ahí su patronato sobre los sepultureros y los animales.

Se cuenta también que en una ocasión se le acercó una jabalina con sus jabatos (que estaban ciegos), en actitud de súplica. Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se acercara. Pero con el tiempo y por la idea de que el cerdo era un animal impuro se hizo costumbre de representarlo dominando la impureza y por esto le colocaban un cerdo domado a los pies, porque era vencedor de la impureza. Además, en la Edad Media para mantener los hospitales soltaban los animales y para que la gente no se los apropiara los pusieron bajo el patrocinio del famoso San Antonio, por lo que corría su fama. En la teología el colocar los animales junto a la figura de un cristiano era decir que esa persona había entrado en la vida bienaventurada, esto es, en el cielo, puesto que dominaba la creación.

Reliquias y orden monástica

Se afirma que Antonio vivió hasta los 105 años, y que dio orden de que sus restos reposasen a su muerte en una tumba anónima. Sin embargo, alrededor de 561 sus reliquias fueron llevadas a Alejandría, donde fueron veneradas hasta alrededor del siglo XII, cuando fueron trasladadas a Constantinopla. La Orden de los Caballeros del Hospital de San Antonio, conocidos como Hospitalarios, fundada por esas fechas, se puso bajo su advocación. La iconografía lo refleja, representando con frecuencia a Antonio con el hábito negro de los Hospitalarios y la tau o la cruz egipcia que vino a ser el emblema como era conocido.

Tras la caída de Constantinopla, las reliquias de Antonio fueron llevadas a la provincia francesa del Delfinado, a una abadía que años después se hizo célebre bajo el nombre de Saint-Antoine-en-Viennois. La devoción por este santo llegó también a tierras valencianas, difundida por el obispo de Tortosa a principios del siglo XIV.

La orden de los antonianos se ha especializado desde el principio en la atención y cuidado de enfermos con dolencias contagiosas: peste, lepra, sarna, venéreas y sobre todo el ergotismo, llamado también fuego de San Antón o fuego sacro o culebrilla. Se establecieron en varios puntos del Camino de Santiago, a las afueras de las ciudades, donde atendían a los peregrinos afectados.

El hábito de la orden es una túnica de sayal con capuchón y llevan siempre una cruz en forma de tau, como la de los templarios. Durante la Edad Media además tenían la costumbre de dejar sus cerdos sueltos por las calles para que la gente les alimentara. Su carne se destinaba a los hospitales o se vendía para recaudar dinero para la atención de los enfermos.

domingo, 12 de enero de 2014

Fiesta del Bautismo de Cristo



            Tradicionalmente, la fiesta del Bautismo de Jesús se celebraba el día 6 de enero junto con otros dos eventos evangélicos bien conocidos: la Visita de los Magos de Oriente y las Bodas de Caná, manifestaciones las tres de la Epifanía (majestad) del Señor. Es más que posible que en algún momento de la vida del paleocristianismo, y de manera parecida a cómo aún hoy continúa siendo entre los cristianos armenios, se celebrara también en la misma fecha el propio nacimiento de Jesús.

El Bautismo de Jesús. Giotto, Capilla Scrovegni, c. 1305.
             Como quiera que sea, en 1955 el Papa Pío XII siente la necesidad de separar el Bautismo de Jesús de los otros dos eventos con los que comparte la festividad, emplazando la nueva fiesta en el 13 de enero, día en el que finaliza la llamada Octava de la Epifanía que da comienzo, precisamente, el 6 de enero. Con lo que, a partir de ese momento, dicho 6 de enero se queda para celebrar tanto la Visita de los Magos de Oriente a la que se refiere Mateo y sólo Mateo (Mt. 2, 1-12), como, de manera mucho menos conocida, también el evento de las Bodas de Caná, que relata Juan y sólo Juan (Jn. 2, 1-12).

            No es el último cambio que sufre la festividad, pues en 1969, Pablo VI volverá a trasladar su fecha, dándole esta vez, al igual que sucede con tantas otras fiestas del calendario cristiano (Domingo de Gloria, Domingo de Resurrección, Pentecostés, etc.), carácter móvil, y emplazándola en el primer domingo posterior a la fiesta de la Epifanía el 6 de enero. Una fiesta que este año hemos celebrado ayer mismo, 8 de enero, y que, en cualquier caso, pone fin al ciclo litúrgico que se da en llamar “tiempo de navidad”, al que sigue desde el día siguiente el primer "tiempo ordinario" del año (después de Semana Santa se inicia el segundo).

Benedicto XVI bautizando a un niño  ayer domingo, Bautismo del Señor
            Juan Pablo II inició una bella costumbre cual es la de bautizar un número de niños con ocasión de la festividad, costumbre que su sucesor Benedicto XVI ha mantenido y consolidado, como de hecho demostró ayer derramando las aguas bautismales sobre 16 niños en la Capilla Sixtina. El papa Francisco va a continuar con esta costumbre.

            Mientras la Iglesia Anglicana celebra el bautismo de Jesús de manera parecida a como lo hace actualmente la Iglesia de Roma, separándolo pues de la Visita de los Magos, las iglesias ortodoxas suelen hacerlo como lo hacía antes la Iglesia Católica, es decir, como una más de las celebraciones epifánicas del 6 de enero.

lunes, 6 de enero de 2014

Fiesta de REYES






EPIFANÍA


Epifanía, en griego, significa Manifestación de la Gloria y era el día  en el que en Oriente, las religiones paganas, anteriores al cristianismo, durante la noche del 5 al 6 de enero recordaban el nacimiento del dios Aion. Creían que él se manifestaba especialmente al renacer el sol, en el solsticio de invierno que coincidía hacia el 6 de Enero. En esta misma fecha, se celebraban los prodigios del dios Dionisio en favor de sus devotos.
 El cristianismo, en Oriente,  sustituyó a los cultos paganos relacionados con el solsticio de invierno, celebrando ese día la manifestación de Jesús como Hijo de Dios a los Reyes Magos que vinieron de Oriente a adorarlo. La tradición pasó a Occidente a mediados del siglo IV, a través de Francia.

La historia de los Reyes Magos se puede encontrar en San Mateo 2, 1-11.
 
Origen del Roscón de Reyes

          Después de que los Reyes adoraron a Jesús, un ángel les avisó que no regresaran donde Herodes y ellos regresaron por otro camino. Herodes al enterarse que había nacido el Rey que todos esperaban, tuvo miedo de perder su puesto y ordenó matar a todos los niños menores de dos años entre los cuales se encontraría dicho Rey.

          La Sagrada Familia huyó a Egipto y el niño Dios se salvó. Según la tradición, otras familias escondieron a los bebés en tinajas de harina y así no fueron vistos y salvaron sus vidas. Desde entonces, los primeros cristianos tomaron un poco de esta tradición y la mezclaron con la historia de la visita de los Reyes Magos para la celebración de la Epifanía: cambiaron el pan ázimo por pan de harina blanca y levadura, cocida en forma de Rosca, endulzándolo con miel y adornándolo con frutos del desierto, como higos, dátiles y algunas nueces.

          Para los cristianos, la forma circular de la rosca simboliza el amor eterno de Dios, que no tiene principio ni fin. Los confites son las distracciones del mundo que nos impiden encontrar a Jesús.

          El muñequito escondido dentro de la rosca, simboliza al Niño Jesús que los reyes no encontraban porque la estrella desaparecía.

          Esta costumbre de los cristianos de Palestina llegó a Europa y posteriormente a América.

          En México, el que encuentra el muñequito de la rosca se convierte en el centro de la fiesta: se le pone una corona hecha de cartón y cubierta de papel dorado y se le da el nombramiento de “padrino del Niño Jesús”. El padrino deberá vestir con ropas nuevas a la imagen del niño Jesús del nacimiento y presentarlo en la Iglesia el día 2 de Febrero, día de la Candelaria. Después hará una fiesta.

            En nuestra tierra murciana era el último gran día festivo de la Navidad, con la celebración del Auto de los Reyes Magos en la mañana del día 6. También la última Misa de Pastores y los últimos cantos del Agilando, aun cuando el ciclo festivo popular de la Navidad se prolongaba, con formas distintas, en las fiestas de S. Antón y la Candelaria.

            La foto que ilustra esta noticia se tomó en los primeros años 40 del pasado siglo XX en nuestra plaza con el escenario delante de lo que ahora es la comisaría de la policía y corresponde a una de las últimas escenificaciones del auto de los Reyes Magos.

viernes, 3 de enero de 2014

Fiesta del Dulce Nombre de Jesús


FIESTA DEL DULCE NOMBRE DE JESÚS

         Los cristianos, desde los primeros siglos, han invocado del nombre de Jesús. No obstante, como fiesta dentro de la liturgia, se celebra desde 1530, año en el que el papa Clemente VII, concedió a la Orden Franciscana el privilegio de poder celebrarla con oficio propio, esto es con lecturas, oraciones y horas canónicas adaptadas a la misma. En 1721, Inocencio VI la estableció para toda la Iglesia en el segundo domingo después de la Epifanía. S. Pío X la volvió a trasladar al primer domingo de enero, pero si coincidía con la Epifanía, se celebraría el día 2. Actualmente ha quedado fijada para el 3 de enero. 
         El nombre de Jesús lo impuso el mismo Dios: "He aquí que concebirás y parirás un hijo y le pondrás el nombre de Jesús" (Lucas, 1, 31). Dios escoge este nombre porque significa "Yahvé salva". En la Edad Media el nombre de Jesús se escribía IHESUS. De ahí que el monograma actual del nombre sea JHS formado por las dos primeras y última de las legtras del nombre de Jesús. 
        En nuestro pueblo hay dos imágenes que tienen su onomástica en este día: Ntro. Padre Jesús Nazareno y el Niño Jesús de la cofradía de la Dolorosa. Sobre el primero nos remitimos a lo explicado en los artículos de su página en este mismo blog. Sobre el segundo sólo decir que sustituye a otro anterior de formato mayor que estuvo en nuestro templo al pie de la Dolorosa entre 1912 y 1936, como legado testamentario de Dña. Ángeles Marco Hiniesta. Era conocido como El Niño de la Bola y puede que fuese un Niño Jesús triunfante que pudo procesionar con anterioridad a 1905, fecha en la que D. Isidoro Sánchez Jóver compró y donó a la parroquia un Niño Jesús Resucitado. El actual combina los elementos pasionistas: corona de espinas, cruz, y columna de la flagelación con los triunfantes: pisa la calavera de Adán y con ello simboliza el triunfo sobre la muerte.







miércoles, 1 de enero de 2014

SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS. Fiesta del 1 de enero.



Solemnidad de Santa María, Madre de Dios

La Solemnidad de Santa María Madre de Dios es la primer Fiesta Mariana que apareció en la Iglesia Occidental, su celebración se comenzó a dar en Roma hacia el siglo VI, probablemente junto con la dedicación –el 1º de enero– del templo “Santa María Antigua” en el Foro Romano, una de las primeras iglesias marianas de Roma.
La antigüedad de la celebración mariana se constata en las pinturas con el nombre de “María, Madre de Dios” (Theotókos) que han sido encontradas en las Catacumbas o antiquísimos subterráneos que están cavados debajo de la ciudad de Roma, donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Misa en tiempos de las persecuciones.
Más adelante, el rito romano celebraba el 1º de enero la octava de Navidad, conmemorando la circuncisión del Niño Jesús. Era la fiesta del Dulce Nombre de Jesús y también de los Manueles. En 1931, el Papa Pío XI, con ocasión del XV centenario del concilio de Éfeso (431), instituyó la Fiesta Mariana para el 11 de octubre, en recuerdo de este Concilio, en el que se proclamó solemnemente a Santa María como verdadera Madre de Cristo, que es verdadero Hijo de Dios; pero en la última reforma del calendario –luego del Concilio Vaticano II– se trasladó la fiesta al 1 de enero, con la máxima categoría litúrgica, de solemnidad, y con título de Santa María, Madre de Dios.La onomástica de Jesús (y como Enmanuel) pasó a los días 2 y 3 de enero.
De esta manera, esta Fiesta Mariana encuentra un marco litúrgico más adecuado en el tiempo de la Navidad del Señor; y al mismo tiempo, todos los católicos empezamos el año pidiendo la protección de la Santísima Virgen María.
El Concilio de Éfeso
En el año de 431, el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, afirmando: “¿Entonces Dios tiene una madre? Pues entonces no condenemos la mitología griega, que les atribuye una madre a los dioses”. Ante ello, se reunieron los 200 obispos del mundo en Éfeso –la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años– e iluminados por el Espíritu Santo declararon: “La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios”. Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".
Asimismo, San Cirilo de Alejandría resaltó: “Se dirá: ¿la Virgen es madre de la divinidad? A eso respondemos: el Verbo viviente, subsistente, fue engendrado por la misma substancia de Dios Padre, existe desde toda la eternidad... Pero en el tiempo él se hizo carne, por eso se puede decir que nació de mujer”.