lunes, 2 de febrero de 2015

Significado de la Fiesta de la Candelaria






Fiesta de LA CANDELARIA 

           Es la fiesta de la Presentación del Señor y de la Purificación de la Virgen presente en el evangelio de S. Lucas, capítulo 2. Es también la fiesta del Primer Dolor de la Virgen. 

             En griego es llamada Hypapante: Cuarenta días después de Navidad, Jesús fue conducido al Templo por María y José, y lo que podía aparecer como cumplimiento de la ley mosaica era realmente su encuentro con el pueblo creyente y gozoso, manifestándose como luz para alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo Israel. 

              La festividad de hoy, de la que tenemos el primer testimonio en el siglo IV en Jerusalén, conmemora que, conforme a la ley de Moisés, María fue al Templo de Jerusalén, a los cuarenta días del nacimiento de Jesús para ofrecer su primogénito y cumplir el rito legal de su purificación como mujer. Este acto de obediencia a un rito legal, al que no estaban obligados ni Jesús ni María, constituye la última lección de humildad del gran misterio navideño que se inició con el Hijo de Dios naciendo en un pesebre. El encuentro del Señor con Simeón y Ana en el Templo acentúa el aspecto sacrificial de la celebración y la comunión personal de María con el sacrificio de Cristo, pues cuarenta días después de su divina maternidad la profecía de Simeón le hace vislumbrar las perspectivas de su sufrimiento: “Una espada te atravesará el alma”: María, gracias a su íntima unión con la persona de Cristo, queda asociada al sacrificio del Hijo. 

            Este triple aspecto, Presentación de Jesús, Purificación de la Virgen y Primer Dolor de la Virgen como Preludio de la Semana Santa, fue muy valorado en la antigüedad, tanto que el emperador Justiniano decretó el 2 de febrero día festivo en todo el imperio de Oriente. Hoy, en la iglesia católica tiene máxima categoría: Solemnidad. 

            Roma adoptó la festividad a mediados del siglo VII, y el Papa Sergio I (687-701) instituyó la más antigua de las procesiones penitenciales romanas, que salía de la iglesia de San Adriano y terminaba en Santa María Mayor. El rito de la bendición de los cirios, del que ya se tiene testimonio en el siglo X, se inspira en las palabras de Simeón: “Mis ojos han visto tu salvación, que has preparado ante la faz de todos los pueblos, luz para iluminar a las naciones”. Y de este rito significativo viene también el nombre popular de esta fiesta: la así llamada fiesta de la “candelaria”. Durante los siglos XVI, XVII y XVIII era considerada la última de las fiestas navideñas y los belenes no se quitaban hasta pasado el día 2 de febrero. 

           En nuestro pueblo las primeras referencias a la misma las encontramos en las cuentas de 1662. Hasta la década de los 60 del pasado siglo XX fue día festivo local, con procesión matutina y Misa mayor. Cuando la Virgen del Rosario pasó de celebrarse el primer Domingo de octubre a hacerlo en su festividad (7 de octubre) la fiesta laboral se suprimió. Hoy nos queda la bendición de los niños, el paso de los mismos por el manto de la Virgen, la Misa y el sorteo de las tortadas de la Candelaria. Todo por la tarde.  

 

viernes, 30 de enero de 2015

Fiesta de la Candelaria



LA CANDELARIA

LUNES   2  de    Febrero

    Presentación del Niño Jesús en  el templo



A las 6 de la tarde
Presentación de los niños y Paso por el manto de
 la Virgen del Rosario
Sorteo de las  Tortadas donadas  por las  confiterías del pueblo

   

 
         

lunes, 26 de enero de 2015

NACIMIENTO GRANDE

NACIMIENTO GRANDE
 
 
 








REPORTAJES DE LA PASADA NAVIDAD 2014

REPORTAJES DE LA PASADA NAVIDAD 2014
 
 
        Pasados los días de la Navidad y antes que llegue el cierre popular de este ciclo, que es con la Candelaria, presentamos en la página de REPORTAJES dos sobre los montajes de la Navidad en la Parroquia de Santiago Apóstol. Ambos son de Lázaro Asensio. Uno sobre el Belén que montaron Juan Pedro y Toñi y otro sobre el Nacimiento Grande conformado con las imágenes de S. José de Francisco Salzillo, la Virgen del Rosario de Juan Lozano Roca y Francisco Liza y el Niño Jesús de Juan González Moreno.
 

 
 
 


jueves, 22 de enero de 2015

SAN ILDEFONSO



San Ildefonso
Obispo de Toledo.  606- 669

       
   Traemos a colación este santo por la importancia que tuvo en la primitiva iglesia visigoda en España, por ser uno de los primeros en defender la Inmaculada Concepción de la Virgen María y, sobre todo, porque existen dos imágenes del mismo en nuestra parroquia. Una en el templo parroquial, junto a la Virgen del Rosario y otra en la ermita de la Virgen del Rosario.
 
         San Ildefonso nació en Toledo, España. Su tío era Eugenio, también de Toledo. Estudió en Sevilla bajo San Isidoro. Entró a la vida monástica y fue elegido abad de Agalia, en el río Tajo, cerca de Toledo.  En el 657 fue elegido arzobispo de esa ciudad. Unificó la liturgia en España; escribió muchas obras importantes, particularmente sobre la Virgen María. 

      San Ildefonso tenía una profunda devoción a la Inmaculada Concepción, XII siglos antes de que se proclamara dogmáticamente. Ella le favoreció con grandes milagros.

Milagro del encuentro con la Virgen

         Una noche de diciembre, él, junto con sus clérigos y algunos otros, fueron a la iglesia, para cantar himnos en honor a la Virgen María. Encontraron la capilla brillando con una luz tan deslumbrante, que sintieron temor. Todos huyeron excepto Alfonso y sus dos diáconos. Estos entraron y se acercaron al altar. Ante ellos se encontraba la María, La Inmaculada Concepción, sentada en la silla del obispo, rodeada por una compañía de vírgenes entonando cantos celestiales. María hízole seña con la cabeza para que se acercara. Habiendo obedecido, ella fijó sus ojos sobre él y dijo: "Tu eres mi capellán y fiel notario. Recibe esta casulla la cual mi Hijo te envía de su tesorería." Habiendo dicho esto, la Virgen misma lo invistió, dándole las instrucciones de usarla solamente en los días festivos designados en su honor. 

         Esta aparición y la casulla, fueron pruebas tan claras, que el concilio de Toledo ordenó un día de fiesta especial para perpetuar su memoria. El evento aparece documentado en el Acta Sanctorum como El Descendimiento de la Santísima Virgen y de su Aparición.

        En la catedral de Toledo los peregrinos pueden aun observar la piedra en que la Virgen Santísima puso sus pies cuando se le apareció a San Ildefonso.

viernes, 16 de enero de 2015

FIESTA DE S. ANTÓN

FIESTA
de
S. ANTÓN
 
17 de enero
 




VIDA de San Antonio Abad
 
          Antonio nació cerca de Heraclea, en el Alto Egipto. Se cuenta que alrededor de los veinte años de edad vendió todas sus posesiones, entregó el dinero a los pobres y se retiró a vivir en una comunidad local haciendo ascética, durmiendo en un sepulcro vacío. Luego pasó muchos años ayudando a otros ermitaños a dirigir su vida espiritual en el desierto, más tarde se fue internando mucho más en el desierto, para vivir en absoluta soledad.

          De acuerdo a los relatos de san Atanasio y de san Jerónimo (popularizados en el libro de vidas de santos "La leyenda dorada" que compiló el dominico genovés Santiago de la Vorágine en el siglo XIII), Antonio fue reiteradamente tentado por el demonio en el desierto. La tentación de san Antonio se volvió un tema favorito de la iconografía cristiana, representado por numerosos pintores.

         Su fama de hombre santo y austero atrajo a numerosos discípulos, a los que organizó en un grupo de ermitaños. Por ello se le considera el fundador de la tradición monacal cristiana. Sin embargo, y pese al atractivo que su carisma ejercía, nunca optó por la vida en comunidad y se retiró al monte Colzim, cerca del Mar Rojo, como ermitaño. Abandonó su retiro en 311 para visitar Alejandría y predicar contra el arrianismo.

          Jerónimo de Estridón, en su vida de Pablo el Simple, un famoso decano de los anacoretas de Tebaida, cuenta que Antonio fue a visitarlo en su edad madura y lo dirigió en la vida monástica. El cuervo que, según la leyenda, alimentaba diariamente a Pablo entregándole una hogaza de pan, dio la bienvenida a Antonio suministrando dos hogazas. A la muerte de Pablo, Antonio lo enterró con la ayuda de dos leones y otros animales; de ahí su patronato sobre los sepultureros y los animales.

         Se cuenta también que en una ocasión se le acercó una jabalina con sus jabatos (que estaban ciegos), en actitud de súplica. Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se acercara. Pero con el tiempo y por la idea de que el cerdo era un animal impuro se hizo costumbre de representarlo dominando la impureza y por esto le colocaban un cerdo domado a los pies, porque era vencedor de la impureza. Además, en la Edad Media, para mantener los hospitales soltaban los animales y para que la gente no se los apropiara los pusieron bajo el patrocinio del famoso San Antonio, por lo que aumentaba su fama y devoción. En la teología el colocar los animales junto a la figura de un cristiano era decir que esa persona había entrado en la vida bienaventurada, esto es, en el cielo, puesto que dominaba la creación.

          Se afirma que Antonio vivió hasta los 105 años, y que dio orden de que sus restos reposasen a su muerte en una tumba anónima. Sin embargo, alrededor del 561, sus reliquias fueron llevadas a Alejandría, donde fueron veneradas hasta alrededor del siglo XII, cuando fueron trasladadas a Constantinopla. La Orden de los Caballeros del Hospital de San Antonio, conocidos como Hospitalarios, fundada por esas fechas, se puso bajo su advocación. La iconografía lo refleja, representando con frecuencia a Antonio con el hábito negro de los Hospitalarios y la tau o la cruz egipcia que vino a ser el emblema de dicha orden y símbolo del mismo santo.

          Tras la caída de Constantinopla, las reliquias de Antonio fueron llevadas a la provincia francesa del Delfinado, a una abadía que años después se hizo célebre bajo el nombre de Saint-Antoine-en-Viennois. La devoción por este santo llegó también a tierras valencianas, difundida por el obispo de Tortosa a principios del siglo XIV.

           La orden de los antonianos se ha especializado desde el principio en la atención y cuidado de enfermos con dolencias contagiosas: peste, lepra, sarna, venéreas y sobre todo el ergotismo, llamado también fuego de San Antón o fuego sacro o culebrilla. Se establecieron en varios puntos del Camino de Santiago, a las afueras de las ciudades, donde atendían a los peregrinos afectados.

         El hábito de la orden es una túnica de sayal con capuchón y llevan siempre una cruz en forma de tau, como la de los templarios. Durante la Edad Media además tenían la costumbre de dejar sus cerdos sueltos por las calles para que la gente les alimentara. Su carne se destinaba a los hospitales o se vendía para recaudar dinero para la atención de los enfermos.
 

jueves, 15 de enero de 2015

Fiesta de S. FULGENCIO






FIESTA DE S. FULGENCIO
 
 



Uno de los cuatro hermanos santos cartageneros es copatrón de la ciudad juntamente con San Ginés de la Jara. Es san Fulgencio, el segundo en edad de los hijos del duque Severiano y de Teodosia. Su festividad litúrgica se celebra el 16 de enero. También es patrón de la Diócesis

San Fulgencio cuenta con una parroquia en la misma ciudad de Cartagena y en la diputación de Pozo Estrecho existe otra parroquia. En la iglesia arciprestal de Santa María de Gracia hubo una época en que se daban a besar las reliquias del santo.

Fulgencio, como lo atestigua san Ildefonso en el epigrama que compuso en sus dos primeros versos, nació en Cartagena. Allí vivió hasta que después del año 554 salió Severiano con toda su familia, despojado de su ciudad y territorio. De Cartagena, la familia marchó a Sevilla.

Quintanadueñas afirma que Eterio, obispo de Baza, fue su maestro, y que al fallecer sus padres quedó Leandro a su cuidado, y como mayor de los hermanos ejerció las funciones paternales, y regresó a Cartagena agregado a su iglesia. El rey Leovigildo, desengañado de los impíos errores de Arrio, dio por maestros de su hijo Recadero a sus tíos Leandro y Fulgencio, por ser los más sobresalientes entre los doctores católicos. Finalizado el III Concilio de Toledo y ordenadas las provincias necesarias para el gobierno de la Iglesia en España, san Leandro se restituyó a Sevilla y san Fulgencio a Cartagena, donde hallándose en ella acaeció la injusta y violenta muerte del metropolitano Liciniano, siendo elegido san Fulgencio como arzobispo de Cartagena desde el 566 al 587, en que renunció y pasó a serlo de Écija. San Fulgencio volvió por segunda vez a Cartagena, pero con sede en Bigastro, en el año 598, muriendo en el 600 a los 76 años de edad. Otros sostienen -y así lo recogió Cañabate- que falleció en Écija. Después de muchos años se trasladó el santo cuerpo de Fulgencio a la iglesia de Santa Justa y Rufina de Sevilla, y fue colocado en un magnífico sepulcro junto a los de sus tres hermanos.

Para evitar que los restos fueran profanados por los árabes, los clérigos de Sevilla llevaron la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe y los cuerpos de San Fulgencio y de Santa Florentina a los fragosos montes de Guadalupe y en ellos, no lejos de Berzocana (Cáceres) los ocultaron. Según Antonio Hortelano, que ha investigado los hechos de Berzocana, el 26 de octubre de 1223, un labrador, arando, se encontró el sarcófago con los restos. Y en Berzocana reposan, aunque haya reliquias de San Fulgencio en Murcia y en Cartagena.