FIESTA
de
S. ANTÓN
17 de enero
VIDA de San Antonio Abad
Antonio nació cerca de Heraclea, en el Alto Egipto. Se cuenta que
alrededor de los veinte años de edad vendió todas sus posesiones, entregó el
dinero a los pobres y se retiró a vivir en una comunidad local haciendo
ascética, durmiendo en un sepulcro vacío. Luego pasó muchos años ayudando a
otros ermitaños a dirigir su vida espiritual en el desierto, más tarde se fue
internando mucho más en el desierto, para vivir en absoluta soledad.
De acuerdo a los relatos de san Atanasio y de san Jerónimo (popularizados en el libro de vidas de santos "La leyenda dorada" que compiló el dominico genovés Santiago dela Vorágine
en el siglo XIII), Antonio fue reiteradamente tentado por el demonio en el
desierto. La tentación de san Antonio se volvió un tema favorito de la
iconografía cristiana, representado por numerosos pintores.
Su fama de hombre santo y austero atrajo a numerosos discípulos, a los que organizó en un grupo de ermitaños. Por ello se le considera el fundador de la tradición monacal cristiana. Sin embargo, y pese al atractivo que su carisma ejercía, nunca optó por la vida en comunidad y se retiró al monte Colzim, cerca del Mar Rojo, como ermitaño. Abandonó su retiro en 311 para visitar Alejandría y predicar contra el arrianismo.
Jerónimo de Estridón, en su vida de Pablo el Simple, un famoso decano de los anacoretas de Tebaida, cuenta que Antonio fue a visitarlo en su edad madura y lo dirigió en la vida monástica. El cuervo que, según la leyenda, alimentaba diariamente a Pablo entregándole una hogaza de pan, dio la bienvenida a Antonio suministrando dos hogazas. A la muerte de Pablo, Antonio lo enterró con la ayuda de dos leones y otros animales; de ahí su patronato sobre los sepultureros y los animales.
Se cuenta también que en una ocasión se le acercó una jabalina con sus jabatos (que estaban ciegos), en actitud de súplica. Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se acercara. Pero con el tiempo y por la idea de que el cerdo era un animal impuro se hizo costumbre de representarlo dominando la impureza y por esto le colocaban un cerdo domado a los pies, porque era vencedor de la impureza. Además, enla Edad Media, para mantener los hospitales soltaban
los animales y para que la gente no se los apropiara los pusieron bajo el
patrocinio del famoso San Antonio, por lo que aumentaba su fama y devoción. En la teología el
colocar los animales junto a la figura de un cristiano era decir que esa persona
había entrado en la vida bienaventurada, esto es, en el cielo, puesto que
dominaba la creación.
Se afirma que Antonio vivió hasta los 105 años, y que dio orden de que sus restos reposasen a su muerte en una tumba anónima. Sin embargo, alrededor del 561, sus reliquias fueron llevadas a Alejandría, donde fueron veneradas hasta alrededor del siglo XII, cuando fueron trasladadas a Constantinopla.La Orden de los Caballeros del
Hospital de San Antonio, conocidos como Hospitalarios, fundada por esas fechas,
se puso bajo su advocación. La iconografía lo refleja, representando con
frecuencia a Antonio con el hábito negro de los Hospitalarios y la tau o la
cruz egipcia que vino a ser el emblema de dicha orden y símbolo del mismo santo.
Tras la caída de Constantinopla, las reliquias de Antonio fueron llevadas a la provincia francesa del Delfinado, a una abadía que años después se hizo célebre bajo el nombre de Saint-Antoine-en-Viennois. La devoción por este santo llegó también a tierras valencianas, difundida por el obispo de Tortosa a principios del siglo XIV.
La orden de los antonianos se ha especializado desde el principio en la atención y cuidado de enfermos con dolencias contagiosas: peste, lepra, sarna, venéreas y sobre todo el ergotismo, llamado también fuego de San Antón o fuego sacro o culebrilla. Se establecieron en varios puntos del Camino de Santiago, a las afueras de las ciudades, donde atendían a los peregrinos afectados.
El hábito de la orden es una túnica de sayal con capuchón y llevan siempre una cruz en forma de tau, como la de los templarios. Durantela Edad Media además
tenían la costumbre de dejar sus cerdos sueltos por las calles para que la
gente les alimentara. Su carne se destinaba a los hospitales o se vendía para
recaudar dinero para la atención de los enfermos.
De acuerdo a los relatos de san Atanasio y de san Jerónimo (popularizados en el libro de vidas de santos "La leyenda dorada" que compiló el dominico genovés Santiago de
Su fama de hombre santo y austero atrajo a numerosos discípulos, a los que organizó en un grupo de ermitaños. Por ello se le considera el fundador de la tradición monacal cristiana. Sin embargo, y pese al atractivo que su carisma ejercía, nunca optó por la vida en comunidad y se retiró al monte Colzim, cerca del Mar Rojo, como ermitaño. Abandonó su retiro en 311 para visitar Alejandría y predicar contra el arrianismo.
Jerónimo de Estridón, en su vida de Pablo el Simple, un famoso decano de los anacoretas de Tebaida, cuenta que Antonio fue a visitarlo en su edad madura y lo dirigió en la vida monástica. El cuervo que, según la leyenda, alimentaba diariamente a Pablo entregándole una hogaza de pan, dio la bienvenida a Antonio suministrando dos hogazas. A la muerte de Pablo, Antonio lo enterró con la ayuda de dos leones y otros animales; de ahí su patronato sobre los sepultureros y los animales.
Se cuenta también que en una ocasión se le acercó una jabalina con sus jabatos (que estaban ciegos), en actitud de súplica. Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se acercara. Pero con el tiempo y por la idea de que el cerdo era un animal impuro se hizo costumbre de representarlo dominando la impureza y por esto le colocaban un cerdo domado a los pies, porque era vencedor de la impureza. Además, en
Se afirma que Antonio vivió hasta los 105 años, y que dio orden de que sus restos reposasen a su muerte en una tumba anónima. Sin embargo, alrededor del 561, sus reliquias fueron llevadas a Alejandría, donde fueron veneradas hasta alrededor del siglo XII, cuando fueron trasladadas a Constantinopla.
Tras la caída de Constantinopla, las reliquias de Antonio fueron llevadas a la provincia francesa del Delfinado, a una abadía que años después se hizo célebre bajo el nombre de Saint-Antoine-en-Viennois. La devoción por este santo llegó también a tierras valencianas, difundida por el obispo de Tortosa a principios del siglo XIV.
La orden de los antonianos se ha especializado desde el principio en la atención y cuidado de enfermos con dolencias contagiosas: peste, lepra, sarna, venéreas y sobre todo el ergotismo, llamado también fuego de San Antón o fuego sacro o culebrilla. Se establecieron en varios puntos del Camino de Santiago, a las afueras de las ciudades, donde atendían a los peregrinos afectados.
El hábito de la orden es una túnica de sayal con capuchón y llevan siempre una cruz en forma de tau, como la de los templarios. Durante
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