jueves, 15 de enero de 2015

Fiesta de S. FULGENCIO






FIESTA DE S. FULGENCIO
 
 



Uno de los cuatro hermanos santos cartageneros es copatrón de la ciudad juntamente con San Ginés de la Jara. Es san Fulgencio, el segundo en edad de los hijos del duque Severiano y de Teodosia. Su festividad litúrgica se celebra el 16 de enero. También es patrón de la Diócesis

San Fulgencio cuenta con una parroquia en la misma ciudad de Cartagena y en la diputación de Pozo Estrecho existe otra parroquia. En la iglesia arciprestal de Santa María de Gracia hubo una época en que se daban a besar las reliquias del santo.

Fulgencio, como lo atestigua san Ildefonso en el epigrama que compuso en sus dos primeros versos, nació en Cartagena. Allí vivió hasta que después del año 554 salió Severiano con toda su familia, despojado de su ciudad y territorio. De Cartagena, la familia marchó a Sevilla.

Quintanadueñas afirma que Eterio, obispo de Baza, fue su maestro, y que al fallecer sus padres quedó Leandro a su cuidado, y como mayor de los hermanos ejerció las funciones paternales, y regresó a Cartagena agregado a su iglesia. El rey Leovigildo, desengañado de los impíos errores de Arrio, dio por maestros de su hijo Recadero a sus tíos Leandro y Fulgencio, por ser los más sobresalientes entre los doctores católicos. Finalizado el III Concilio de Toledo y ordenadas las provincias necesarias para el gobierno de la Iglesia en España, san Leandro se restituyó a Sevilla y san Fulgencio a Cartagena, donde hallándose en ella acaeció la injusta y violenta muerte del metropolitano Liciniano, siendo elegido san Fulgencio como arzobispo de Cartagena desde el 566 al 587, en que renunció y pasó a serlo de Écija. San Fulgencio volvió por segunda vez a Cartagena, pero con sede en Bigastro, en el año 598, muriendo en el 600 a los 76 años de edad. Otros sostienen -y así lo recogió Cañabate- que falleció en Écija. Después de muchos años se trasladó el santo cuerpo de Fulgencio a la iglesia de Santa Justa y Rufina de Sevilla, y fue colocado en un magnífico sepulcro junto a los de sus tres hermanos.

Para evitar que los restos fueran profanados por los árabes, los clérigos de Sevilla llevaron la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe y los cuerpos de San Fulgencio y de Santa Florentina a los fragosos montes de Guadalupe y en ellos, no lejos de Berzocana (Cáceres) los ocultaron. Según Antonio Hortelano, que ha investigado los hechos de Berzocana, el 26 de octubre de 1223, un labrador, arando, se encontró el sarcófago con los restos. Y en Berzocana reposan, aunque haya reliquias de San Fulgencio en Murcia y en Cartagena.

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