1º VIERNES DE MARZO. EL CRISTO DEL RESCATE
El
Primer Viernes de Marzo es el día en el que los devotos de Ntro. Padre Jesús
Nazareno nos acercamos a nuestro templo parroquial para besar el pie de tan venerada imagen. En
nuestro pueblo la tradición arranca de 1981 cuando su camarera, Antonia
Asensio, consulta con el párroco D. Ramón la posibilidad de exponer la imagen
en devoto besapié y el citado párroco acepta. De este modo adoptamos en Lorquí
una costumbre firmemente asentada en Murcia desde los años 40 del pasada siglo
y que, a su vez, deriva de la costumbre originada en torno a la Primera Imagen de Jesús
Rescatado, conocido por todos como
Cristo de Medinaceli, en Madrid.
“Adentrarse en
la historia de Jesús de Medinaceli es recorrer el más emocionante periplo que
una imagen y su devoción pueden llegar a vivir. La imagen del Cristo es barroca
de la primera mitad del siglo XVII, con 1,73 metros de altura.
De talla completa, puede ser presentada sin vestir. Su rostro refleja el
sufrimiento y al mismo tiempo la paciencia aun sabiendo que su destino final
era la cruz. Fue tallada en Sevilla, lo que explica que su iconografía es
la correspondiente a los Cristos llamados "de la Sentencia". La
autoría de la imagen no está clara, aunque los expertos la atribuyen al
imaginero Francisco de Ocampo. Fue llevada por los HH. MM. Capuchinos a la
plaza fuerte de Mámora (Marruecos), para culto de los soldados españoles. En
abril de 1681, cayó la ciudad, y la imagen cae prisionera de los moros, en
manos del sultán Muley Ismail, que decide enviarla a la ciudad
de Mequinéz como muestra de la
victoria. En Mequinéz, es arrastrada y tirada por
las calles para que la gente pudiera mofarse de ella. La rescatan los
Trinitarios, que se dedicaban a conseguir dinero en España para rescatar a
cautivos, y decidieron que aquel Cristo era tan cautivo como el que más y le
hicieron una propuesta a Muley Ismail. Darle su peso en oro. Cuenta la leyenda
que la balanza se equilibró cuando exactamente se depositaron treinta monedas,
realizándose varias veces la operación, siendo idéntico el resultado, por lo
que de nuevo treinta monedas, las mismas que recibiera Judas para entregar a
Jesús, sirvieron esta vez para salvar la venerada imagen. Debido a este
episodio milagroso, se conoce a la imagen del Señor como la de Jesús del
Rescate.
Llega a Madrid en el verano de 1682, con fama de
milagrosa y desde entonces ha recibido culto en varios templos de la capital,
hasta que en 1930 se levanta la actual basílica de estructura neoclásica, que
fue elevada a Basílica Menor por el Papa Pablo VI en 1973. Despertó tanta
devoción entre los madrileños, que en 1.710 se fundó la Congregación de
Esclavos, siendo elevada en 1.928
a archicofradía primaria por Su Santidad Pío XI, con
potestad de nombrar agrupación a cuantas asociaciones del mismo nombre y título
así lo soliciten, llegando en la actualidad a contar con 42 cofradías agregadas
en España.
Nuestro Padre Jesús de Medinaceli recibe culto en
la Basílica
que lleva su nombre. Al adentrarse se siente el calor devocional que hace saber
que nos encontramos en uno de los templos hitos de la fe cristiana. No en vano,
se celebran diariamente hasta un total de nueve misas, llegando hasta doce cada
viernes del año. Su valor devocional le llevó a formar parte del Vía Crucis que
presidió el Papa Benedicto XVI en Madrid durante la celebración de las Jornadas
Mundiales de la Juventud
el 19 de agosto de2011. Popularmente conocido es el primer viernes de marzo, en
el que se celebra la fiesta popular de Jesús. Es cuando tiene lugar el
multitudinario besapié y donde numerosas personas aguardan colas de hasta diez
horas para cumplir con la tradición de besar el pie derecho del Señor y realizar
sus peticiones. Tradicionalmente asiste un miembro de la Familia Real Española
para orar ante la imagen que se encuentra en sagrado besapié durante 24 horas
de forma ininterrumpida.
Los viernes son días especiales para venerarla. La Iglesia recuerda en ese
día la pasión y Muerte de Cristo, y los madrileños se acercan ese día en mayor
número a reconciliarse con Dios, para participar en la Eucaristía y besar el
pie de la imagen del Nazareno. En la jornada del Viernes Santo, el Cristo de
Medinaceli devuelve la visita a los madrileños en una procesión
multitudinaria.”[1]